Einar apareció de la nada, en pleno verano. Su estado era pésimo, tenia los ojos tan mal que temimos que no se les recuperara, caquexico, desnutrido, plagado de parásitos, tanto internos como externos.
Se llevo al veterinario y comenzó el tratamiento para sus ojos, una dieta alta en calorias y en pocos días comenzamos a ver su cambio. Detrás de esos ojitos tristes, inflamados y tan mal se escondían unos ojazos que nos enamoraron, cogió peso y parecía otro gato.
Einar está adoptado en Holanda, con una familia que ha esperado pacientemente su recuperación.